Había comenzado a apagarse mi ser,
Análisis de la Obra
La luz al otro lado, es un poema introspectivo libre de Gabriel Ollero que explora el umbral entre el ser y la nada, utilizando una metáfora central: la puerta entreabierta como símbolo de la vida, la esperanza y la posibilidad de conexión. El hablante poético se encuentra en un estado de incertidumbre, casi en el borde de la rendición, donde su "ser" comienza a apagarse lentamente encaminándose, tal vez, hacia la misma muerte. La puerta, "casi cerrada", representa una lucha interna, un deseo de inmovilidad, de convertirse en piedra, es decir, de abandonar la lucha y sucumbir a la pasividad o al vacío existencial.
Sin embargo, la pregunta retórica "¿O quizás te esperaba a ti? ¿Tú, me aguardabas a mí?" introduce la posibilidad de que esa rendición no sea definitiva. Aquí, el yo poético contempla la llegada de otro ser, algo o alguien que se hace palpable en la forma de una luz exterior que se filtra a través de una "hendidura tímida". Es claro que dicha aparición bien podría reavivar su extinta voluntad de vivir e incluso de sentir nuevamente. Este "otro" es metáfora no sólo de una posible conexión humana, sino también de la esperanza en la forma de renovación o sentido de propósito.
La luz que acaricia al hablante no es invasiva, sino suave y tímida, lo que acentúa la ambigüedad de la situación: no es una fuerza arrolladora contra la que uno no pueda oponerse, sino una sutil invitación, que deja en manos del hablante la decisión de ir, o no, a su encuentro. Así, este duda de si debe permitir que la luz entre y lo alcance o si debe cerrarle toda posibilidad, a lo que sea que allí se encuentre, de alcanzarlo y convertirlo. La dicotomía es aquí interesante y muy potente: ¿Se arriesgará a dejar su dolorosa pasividad, que al fin y a cabo es su zona de confort, o muy por el contrario se permitirá abrirse a otras experiencias con el riesgo tal vez de ser nuevamente lastimado?
La tibieza de la luz, que el hablante siente aún incluso con los ojos cerrados y que muy posiblemente simboliza la persistencia de la vida y el deseo de seguir adelante pese a todo, nos da tal vez una pista de lo que podría llegar a suceder a continuación: aunque él intenta cerrar los ojos, aquella presencia es ineludible y con el sencillo pero potente acto de acariciarle el rostro le deja claro que está allí, esperándole como una madre amorosa, para sacarlo de la oscuridad en la que se encuentra sumido.
El poema, en su conjunto, plantea tensión entre la inercia y la posibilidad, el abandonarse y el llamado a la acción. Esta tensión se mantiene abierta, no hay resolución clara y esto deja al lector con la incertidumbre de si el hablante se decidirá a dejar entrar la luz o si sucumbirá a la quietud y a la oscuridad. La ambigüedad final subraya el tema central del poema: la lucha interna entre rendirse al pasado que no le ha sido grato o permitirse seguir adelante, sea lo que sea que le depare el futuro.
Referencias
Por lo anterior, la reproducción total o parcial del material aquí publicado sin el permiso expreso escrito de sus titulares queda terminantemente prohibida.


Muy bueno, te deja pensando.
ResponderBorrar