Ser Humanos
Fuente: Copilot de Microsoft.
Día de La Pachamama
En varios países de América del Sur y tal vez con mayor arraigo en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Argentina, el primero de agosto de cada año se celebra el Día de la Pachamama. Una fecha que tiene su origen en las tradiciones de los pueblos autóctonos andinos, quienes veneraban a esta deidad como la encarnación de la tierra y la fertilidad.
Pachamama normalmente traducido como Madre Tierra, aunque de forma más literal sería "Madre del Mundo" (en los idiomas aimará y quechua); pero que también puede ser conocida como Mama Pacha, o simplemente Madre Tierra en español es considerada la madre de todas las cosas, la que da vida, cobijo y sustento a todos los seres que habitan su suelo, sus mares y que respiramos su aire. En la cosmovisión andina, se cree que la Pachamama es una entidad sagrada que debe ser respetada y cuidada, ya que sin ella todos pereceríamos.
Del mismo modo no es casualidad que diferentes culturas a lo largo y ancho del orbe también hayan adorado a diosas similares, pues los antiguos vivían en armonía con el medio ambiente, sabiendo que de él dependían para continuar la propia existencia y la que dejarían como legado tras ellos. Así, en la mitología griega encontramos entonces a Gaia, la diosa de la tierra, que más tarde sería conocida como Gea por los romanos, tal vez con algunos aditamentos propios de la evolución cultural. Más hacia el oriente encontramos a los hindúes y su diosa Bhudevi que representaba del mismo modo a la tierra y la fertilidad. Los nórdicos adoraban a Jord, los celtas a Dana y los eslavos a Mokosh, está última protectora, además, de la agricultura. De nuevo en América pero más al norte, temían y adoraban a partes iguales a Coatlicue y Xochiquetzal, diosas de la tierra, la fertilidad y la vida la primera, y de la fertilidad, la belleza y la naturaleza la segunda.
Tampoco es casualidad que todos estos seres mitológicos presenten el común denominador de ser entidades femeninas. Mujeres que dan vida y sustento a todos los seres vivos. Esto sin duda refleja la importancia que han tenido las mujeres en la historia de la humanidad como cuidadoras de la vida y la naturaleza, es decir: una madre, tal vez severa, pero que cuida de los que ha parido. Algo que penosamente parecen desprestigiar hoy en día ciertos movimientos de tintes radicales que ven en estas acciones una cierta servidumbre en lugar del más alto honor al que puede aspirar un ser humano. Dar vida y protegerla.
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Volviendo a nuestra Pacha, más allá de la importancia de esta entidad en el imaginario popular, su día, el Día de la Pachamama, se celebra como una forma de recordar la importancia de cuidar y respetar la naturaleza. En un mundo donde nuestra propia economía nos lleva inexorablemente hacia eventos tales como el cambio climático, el plástico en los mares, micro-plástico en nuestros cuerpos y la destrucción generalizada del medio ambiente —problemas estos cada vez más graves e innegables aunque ciertos políticos y grupos económicos pretendan tapar el sol con el pulgar—, la veneración a la Pachamama y otras entidades similares puede, y debería, servirnos como recordatorio de la imperiosa necesidad de cambiar nuestros hábitos y tratar de vivir en armonía y equilibrio con la naturaleza.
Días como este deberían hacernos recapacitar sobre nuestro rol en el mundo y en la sociedad. Hacernos pensar sobre qué podemos hacer para ser parte de la solución y no ya del problema. Se me ocurre, así al pasar por ejemplo, en ser más medidos respecto al consumismo galopante actual que nos incita a tomar y descartar como si no hubiera un mañana, simplemente porque ese es el motor de un modo de vida de ciertas élites que solo buscan una cosa: acrecentar sus arcas monetarias a cualquier costo.
Digo costo y no precio, porque es que finalmente ellos dejarán este mundo sin llevarse nada de lo que han ganado, dejando en cambio tras de sí, un planeta desecho hasta la irrecuperabilidad. Un lugar donde sus nietos, y todos los nuestros, deberán, con suerte, respirar oxígeno de tubos, generado por medios industriales. Un mundo probablemente sin naturaleza o tal vez sin humanos siquiera, fruto de una pulseada cósmica contra la misma madre que nos dio la vida y que debió verse obligada a extirparnos para lograr sobrevivir.
Porque como dice el antiguo saber de los pueblos originarios de américa del norte, primos nuestros por historia, pero por sobre todo, por compartir las hélices de un mismo ADN:
“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, nos daremos cuenta que no podemos comer dinero.”
Nota del autor: si aprecias este tipo de contenidos, por favor, no dudes en comentarlo debajo de este post. Se agradece también cualquier tipo de sugerencia sobre el blog en general y temas para futuros artículos. Muchas gracias por leer hasta aquí.
Referencias
Para la elavoración del presente artículo se han recabado datos de las siguientes fuentes:
Wikipedia - Pachamama - Wikipedia (01 de Agosto de 2024).
Wikipedia - Diosa madre - Wikipedia (01 de Agosto de 2024).


Muy bueno! Siga fuego eterno!
ResponderBorrarEl día que entendamos que con el planeta no se jode...
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